miércoles, septiembre 04, 2013

¿Sirve realmente leer el resumen de un libro?

Una de las prácticas más conocidas en la etapa escolar y de la que nadie se puede salvar es de haber leído el resumen de un libro. A pesar de que generalmente fueron avisados con bastante anticipación, siempre hay una excusa para no leerlo entero: que era muy largo, que no alcancé, que era muy fome, que no estaba en la biblioteca. Sea cual sea la excusa, lo cierto es que esto es una realidad en Chile. Pero, ¿sirve realmente leer el resumen de un libro?


Cuando se lee el resumen de un libro lo que se intenta hacer es memorizar cómo comienza y termina la historia, llevando al máximo nuestra imaginación. Cuáles y cómo eran los personajes más importantes y algún otro dato que pueda ser preguntado en la prueba. Como sólo se está reteniendo la información para poder contestar el control, olvidar esto costará sólo un instante, impidiendo que el cerebro realice algún proceso cognitivo que pueda beneficiarte.




Por el contrario, cuando se lee un libro completo el trabajo mental realizado es muy superior. Existe un esfuerzo por ir comprendiendo la historia que se nos cuenta, más allá del género que se esté leyendo. Para hilar la idea que se plantea es necesario recurrir a conocimientos anteriores y la suma de ambos se convertirán en conocimiento adquirido. Además, es una muy buena forma de incorporar nuevos conceptos, aumentar el lenguaje y mejorar la ortografía.



Por otra parte, el desarrollo de la imaginación y de las emociones es algo que sólo se puede lograr cuando interactuamos largos periodos de tiempo con un libro, que no es el caso del resumen. Es tan poco el tiempo que se ocupa en leer uno de estos que el cerebro crea imágenes parciales sobre lo ocurrido. No logra situar a los personajes en un mundo narrativo coherente con la historia, ya que los resúmenes cuentan lo justo y necesario, saltándose detalles emocionales que son los que figuran lo que imaginamos.



Sin embargo, no se puede culpar solamente a los estudiantes de esta mala práctica. Asumiendo que muchas veces el no leer un libro es resultado de una falta de organización, también existe un problema cultural. No se fomenta la lectura ni tampoco el libro es considerado como un bien. Todo esto ha generado que la lectura sea considerada como una obligación y no como una satisfacción emocional y de crecimiento como persona.



Además, esta mala costumbre que han adquirido los estudiantes se ve reforzada por la forma de evaluar los libros. Considerando primero que ya es extraño que se midan conocimientos adquiridos al leer, aún no se han renovado los viejos criterios de evaluación lectora. Tipo de narrador, personaje principal, personaje antagónico, describir física y psicológicamente los personajes más importes, son preguntas que se llevan años haciendo y que no aportan en nada a fomentar la lectura profunda y con entendimiento, por el contrario, promueven la lectura pasiva y de memorización.



De esta forma, como no existe una evaluación crítica del contenido del libro, los estudiantes no tienen mayores dificultades al responder la prueba leyendo sólo el resumen, aprendiendo de memoria nada más que lo que se preguntará. Entonces, ¿sirve realmente leer el resumen de un libro? La respuesta es sí.



Para los estándares de evaluación que hoy existen, leer una síntesis es el paso más corto y funcional. Lograrás responder la prueba sin problemas y de de seguro podrás obtener una buena evaluación. Pero no más que eso, estos no aportarán nuevos conocimientos ni generará estímulos para tu cerebro.



En conclusión, es muy importante fomentar desde pequeños la lectura, generando conciencia de la importancia de esta y de los miles de beneficios que traerá. En la medida que se avance en esta materia, la persona romperá con los viejos prejuicios sobre el libro y logrará incorporarse a la cotidianidad de cada estudiante como algo entretenido y no como una carga molesta.

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