Si sustituyes las relaciones sociales físicas por más horas delante de una pantalla para estar online, comienza a preocuparte. O si estás exageradamente muy pendiente del sonido de tu WhatsApp, por ejemplo. Por lo menos así lo plantean una serie de especialistas en la materia, como el catedrático español de psicología clínica, Enrique Echeburúa.
Si bien es cierto que con muchos de nuestros amigos nos “encontramos” en la red, comentamos estados de ánimo y dialogamos con ellos, el rol preponderante del contacto físico se está perdiendo. El verse cara a cara no puede ser sustituido por ningún otro tipo de relación, señala el experto, ya que se produce una retroalimentación directa y es una relación real, que en ningún caso nos permite refugiarnos en una identidad ficticia.
Por supuesto que las redes sociales no son malas en sí, de hecho, para nosotros como estudiantes o para cualquier persona es muy útil según el tipo de uso que se le dé. La tecnología nos facilita la comunicación. Lo malo –siendo majadero – es la pérdida de la relación social real.
¿Qué peligros trae esto? El comienzo de identidades ficticias. Así, la imagen que una persona entrega puede no corresponder a la realidad, ya sea por cubrir deficiencias de autoestima, o mentiras tan tontas como la edad, los estudios que se tienen o la clase social, entre otras.
Otro de los peligros es la adicción. Algunos ejemplos que señala este especialista son el irse a dormir muy tarde por permanecer en línea, pasar de estar conectados una hora al día a varias horas siendo incapaz de parar, rendir mal en el trabajo o escuela y abandonar otras aficiones por internet. La línea entre ser adicto y no es muy delgada, pero se podría señalar que al momento de existir una interferencia grave en la vida cotidiana, se debería pedir ayuda de un especialista en la materia.
Para no llegar al punto de recurrir a terapias, la prevención es clave. Los padres y los colegios deben enseñar a los menores a usar las redes con discreción y que éstos puedan conocer todo sobre ellas, tanto ventajas como desventajas.
Para los secundarios, lo importante es poder distinguir y separar el tiempo libre. No está del todo mal estar conectado, pero también hay que destinar tiempo a realizar otras actividades que fomenten el encuentro cara a cara, como ir al cine con amigos, escuchar música o hablar con la familia.
Y tú, ¿cómo controlas el no caer en esta adicción?
No hay comentarios:
Publicar un comentario